Nombre real: Oliver Benson
Nombre de superhéroe:
Slipstream F.D.N.: Abril de 2010
L.D.N.: Boston, Massachusetts
Edad Actual: 22
Altura: 1.75m
Peso: 70 kg
Cabello: Rojo (natural), teñido de rubio
Ojos: Celestes
Idiomas: Inglés, Español, Portugués, Árabe, Hindi.
Habilidades notables: Combate cuerpo a cuerpo, armas de fuego, infiltración
Marcas distintivas: cicatriz pequeña sobre el lado izquierdo del cuello, otra no tan pequeña sobre el lado derecho de la cara. Quemaduras y cortes varios en la espalda y brazos. Además una mutación que hace que tanto sus ojos como su cabello tengan un brillo fosforescente en la oscuridad
Habilidades especiales: manipulación de tiempo, entrar en fase
Armas preferidas: un par de bastones telescópicos de metal.
Otros Aliases: Little Devil, Casper Dayton (alias civil)
Ocupación: Superhéroe, guardia de seguridad
Historia:
“Mi nombre es Oliver Benson. Tengo cinco años y medio. Mi mama se llama Joanna, y mi papa es Peter. ¿Puede ayudarme a encontrarlos?”
En 2015, una familia normal sale a disfrutar de una tranquila salida al campo. Sin embargo en el camino de regreso, los frenos del auto fallan y este no llega a evitar una colisión en una curva peligrosa. El pequeño muchacho que va en el asiento trasero observa con ojos muy abiertos como el camión se precipita hacia sus padres – cuando de un momento a otro, aparece en otro lugar. Es de noche, en un bosque selvático donde llueve a cantaros y que no parece tener fin, y el niño descubre muy pronto que está solo. Empieza a caminar con la esperanza de reunirse con sus padres, pero solo encuentra más arboles. Las horas pasan; la lluvia para a ratos, solo para comenzar de nuevo. Los no tan distantes ruidos y gritos extraños le hacen imaginar monstruos carnívoros acechando cerca. El muchacho esta perdido y cansado. Logra subirse en un árbol y pasa los siguientes dos días ahí. Lo que lo hace bajarse es un hilillo de humo que nota saliendo a menos de un kilometro de donde está. Se le ocurre que podría haber gente, y, con sus últimas fuerzas, se dirige hacia la señal. Efectivamente, la presencia humana se vuelve difícil de ignorar en cuanto llega a un pequeño huerto al costado de una casa de madera y arcilla, de la cual, al acercarse, escucha una ráfaga de disparos. Apenas nota la tierra bajo sus pies mientras corre aterrorizado de vuelta al bosque, pero ahí se encuentra con más disparos – que ahora parecen provenir de todas partes. Figuras gigantescas de hombres armados emergen del bosque y corren hacía la casa sin dejar de emitir ráfagas de sus rifles automáticos. El niño cae al suelo, y mientras espera ser aplastado solo tiene una cosa en mente - quiere desaparecer de aquí y volver a despertarse en su casa. Ver a su madre y a su padre vivos y sonrientes, como en aquel ultimo día de campo. Cuando los disparos finalmente cesan, se atreve a abrir los ojos, y lo primero que ve es una enorme silueta – un hombre en ropajes militares, botas cubiertas de lodo, y un arma colgando de su hombro.
“Tranquilo, hijo, no voy a morderte.” Dice, con una voz áspera pero calmada. “No pareces ser de aquí… ¿Cómo te llamas?”
Aquel día es el 13 de Abril de 1985.
No tardaron mucho en darse cuenta de que Oliver no era normal. El mero hecho de que hubiera sobrevivido el tiroteo sin un solo rasguño, y la forma en la que lo encontraron, indicaban que ese niño tenía un don tanto para meterse en problemas como para salir de ellos. Pocas semanas después de llegar a la base, sus poderes comenzaron a manifestarse con más frecuencia, sobre todo el de atravesar objetos sólidos a su antojo, cosa que le valió el sobrenombre de “Little Devil”. ¿Pero quiénes eran aquellos soldados? ¿Qué hacían ahí? Se hacían llamar FRAG-1, por Fast Response Assistance Group One, y afirmaban pertenecer a una rama de inteligencia especial que lidiaba con terrorismo superhumano. No había bandera en sus uniformes que indicara para qué gobierno trabajaban, pero para Oliver, no había duda de que estaba del lado de los chicos buenos. Creció, vivió y se educó con ellos, tomándole especial apego al hombre que lo encontró y el que lideraba aquel grupo tan particular, Kaspar Kaprielian. Oliver comenzó a participar en sus misiones desde la adolescencia - apenas se volviera proficiente con un arma, por más que nunca lo usara. Después de todo, su talento era salir ileso de donde sea, y tenía muchos trucos para ello – desde su entrenamiento hasta los poderes que le permitían volverse incorpóreo y manipular el flujo del tiempo como si se tratara de una cinta VHS. Lo único que, por alguna razón, no lograba dominar, era “saltar” en el tiempo como lo hizo por primera y, hasta ese momento, única vez a los 5 años.
En el 98 las cosas cambiaron un poco. A las habituales incursiones de FRAG-1 a los rincones más peligrosos y hostiles del tercer mundo se añadieron escapadas al territorio norteamericano para capturar a los que supuestamente eran superhumanos pertenecientes a una célula terrorista. Se requería aquí de especial discreción y Oliver por primera vez sintió que su trabajo realmente importaba – ahora ya no era solo la mascota del grupo sino un elemento clave. A pesar de ello, una vaga sensación de alarma crecía en su mente por cada captura que ejecutaban – especialmente cuando los objetivos resultaban tener una fachada civil, con esposas, padres e hijos. Sin embargo, el muchacho seguía confiando en las órdenes de su mentor…
… Hasta dos años después. Una noche como cualquier otra, un grupo de superhumanos enmascarados –algunos de ellos los más famosos del país – asaltó la base de los FRAGs. Sin entender por qué estaban siendo atacados por los chicos buenos, Oliver trató como pudo de defender su hogar con el resto del equipo. Sin embargo, los superhéroes no tardaron en dejar en claro que estaban buscando a los secuestradores de gente superhumana. Lo que incrementó aun más la confusión del muchacho fue ver a su mentor huir de la batalla. Al perseguirlo, lo encontró huyendo de la base con una maleta blindada en la mano. “Esto es mucho más importante de lo que tú crees. Tanto para mí como para ti.” Fueron las últimas palabras que le escuchó decir antes de que una explosión sacudiera el complejo. El cuerpo de Oliver entró en fase por instinto, pero su mente estaba demasiado alterada para controlar lo que hacía. De alguna forma, terminó haciendo otro salto en el tiempo, esta vez diez años hacia delante.
De nuevo se encontró solo. Había sido traicionado por quien consideraba casi un padre y para rematarla no sabía si quiera que le hubiera pasado. No quedaba nada más que rehacer su vida de nuevo.
Ahora en el 2010, se traslado a su ciudad natal e intentó localizar a su familia. Curiosamente no obtuvo éxito, por lo cual fue a ver a una oráculo en Nueva York, pero al hacer una parada de tren en Trenton se encontró con la acojonante visión de un monstruo marino saliendo a atacar la ciudad. Al ver que los superhéroes de la ciudad estaban siendo arrasados, decidió hacer de lado momentáneamente su instinto de supervivencia y tras hacerse con un pasamontañas fue a rescatar a algunos inocentes. Sin realmente saber cómo pasó, terminó formando parte de un pintoresco grupo de superhumanos que acudieron a la emergencia y que, después de una ardua batalla acabaron por derrotar a la bestia de 20 pisos de altura.
Tras ello, intentó seguir con su camino, pero una pequeña confrontación, literalmente, consigo mismo, lo hizo reconsiderar la idea de calzarse un traje de superhéroe. Ahora, bajo el alias de Slipstream, forma parte de un grupo quasi-oficial de protectores de la ciudad de Trenton, mientras trata de lidiar con su conflictivo pasado… presente…. futuro… bueno, ya tienen la idea.